vendredi 10 juillet 2015

Victor Ekpuk por el puente invisible entre Cuba y África.




El destacado artista nigeriano Víctor Ekpuk viajó a Cuba para la XII Bienal de La Habana. Realizó su muestra en el Centro Wifredo Lam y se llegó hasta Matanzas para un reencuentro con sus ancestros esclavizados.








Quiso descubrir la herencia que dejaron en esta isla sus antepasados. Allí lo conocimos y accedió amablemente a responder las preguntas de CubaSí.

¿Cuál es la fuente de inspiración de su trabajo?

«Mi arte está inspirado por la filosofía estética de Nsibidi, o lo que ustedes llaman en Cuba Anafurana, que es la comunicación sagrada a través del uso de señales y símbolos que están asociados con la sociedad Ekpe en Nigeria, o Abakuá en Cuba. En la tradición estética nsibidi las ideas y las formas se reducen a su esencia. Esta filosofía es la que traigo a mi trabajo, el resultado es un estilo de arte que se parece a la escritura».

En medio de un mundo globalizado, seducido muchas veces por una estética eurocéntrica, ¿qué importancia le otorga a motivar y multiplicar un trabajo como el suyo, que regresa constantemente a su identidad?

«Cada idea global siempre tiene un origen local. Yo encuentro la estética africana muy fascinante; mientras más estudio y exploro estas estéticas, más me asombro de la brillantez de la imaginación de los artistas que las crearon. Como artista contemporáneo, he tomado una opción consciente de entrar en ese océano de infinita imaginación. Al descubrir que las llamadas “estéticas europeas”, particularmente el Modernismo, están realmente inspiradas en la imaginación africana, no tenía sentido pedir una taza de agua a alguien mientras estaba viviendo al borde del océano. Preferiría gastar mis energías reimaginando las estéticas en la fuente. El hacer esto me ha despertado un enorme interés por aprender sobre mi historia y cultura, y creo que soy una persona más rica y un artista más seguro por ellas mismas». 

¿Qué elementos de continuidad, evolución o novedad identificaría entre su trabajo anterior y la obra que presentó en esta bienal?

«Siempre me ha interesado la relación entre Ekpe y Abakuá. La noción de la retención de la memoria ancestral que mantiene este poderoso espíritu vivo en la diáspora, me fascina.  

«Con el deseo de investigar mi propia identidad como persona viviendo fuera de mi tierra natal, empecé a crear una serie de dibujos efímeros que llamé “Dibujando recuerdos" y “Meditaciones en los recuerdos”. Este trabajo explora la memoria como una condición efímera.  

«Cuando yo fui invitado a participar en la XII Bienal de La Habana, fue un sueño hecho realidad, porque siempre quise conectar la relación metafísica existente entre Cuba y África, en particular entre mi gente, Ibibios y Efik de Nigeria, y los cubanos, de quienes oigo palabras en mi idioma en sus canciones rituales y escucho cómo todavía recuerdan el lugar de nacimiento de sus antepasados en las tierras de Ibibio y Efi (Efik). Siento que más que cualquier otro lugar en la diáspora africana, tengo una relación genética con los afrocubanos. 

«Este proyecto era especial y muy personal para mí. 

«Con respecto al tema de la Bienal “Entre la idea y la experiencia”, quería explorar mi idea de esa relación especial que mantengo con los cubanos, y también que ellos pudieran experimentar mi expresión de esa conexión metafísica entre nosotros. 

«En mi proyecto “Meditación en la memoria” en Cuba, quise evocar la santidad, estética y relación metafísica que todavía existen entre los pueblos de Cuba y África, al crear un santuario contemporáneo de memorias de los antepasados ibibio, ejagham y efik, que fueron traídos de Nigeria. Aquellos a quienes el gran espíritu de Ekpe ha protegido a través del cruce del océano traicionero; aquellos cuyos recuerdos ancestrales han sido borrados solo en la superficie; aquellos a quienes los cantos de sirena del Tanze (pez sagrado) y el rugido del fuerte leopardo (Ekpe) todavía los llama desde el otro lado del océano para bailar en los rituales sagrados de Abakuá en Cuba. Mis dibujos también sirven como poemas, canciones y encantamientos en honor a mis ancestros en la diáspora. Lavar la tela, cuando termine la Bienal, ejemplificará la naturaleza efímera de nuestros recuerdos (identidades), que siempre están siendo afectadas por las circunstancias. El consuelo es que no importa cuánto afecten las circunstancias o cambien nuestros recuerdos, siempre permanecen en nuestros genes y con el tiempo empezamos a manifestarlo». 

Usted realizó la instalación, durante la propia apertura, mientras escuchaba la música abakuá y con la presencia del público. ¿Cómo le resultó la experiencia de trabajar en su muestra del Lam, donde creó y mostró al mismo tiempo?
«Tuve unos ayudantes muy entusiastas y excelentes en la Lam. Todos fueron muy buenos y atentos a mis necesidades. Me gustó colaborar con el jefe Tato Quiñones, su ayuda en preparar la orquesta abakuá y las discusiones que sostuvimos en el Centro África fueron únicas.  

«La primera conexión que realicé con mi trabajo y el público cubano fue cuando uno de los jóvenes del personal de la Bienal entró a mi espacio y escuchó la música abakuá grabada “Canto funerario”, “Enkama” y “Wemba”; se detuvo muy sorprendido de escuchar tal música en un espacio de arte contemporáneo. Le expliqué que iba a estar escuchando la música mientras dibujaba a Abakuá. Me dijo que era un miembro de Abakuá y me mostró el tatuaje de Ireme en su espalda. Yo encendí mi teléfono móvil y le mostré las fotografías de los carnavales de Ekpe que tomé de una exhibición en un museo de los Estados Unidos. Desde ese momento se creó un vínculo, nos reconocimos como hermanos (Eyen Eka)». 






Usted ha reconocido que el arte cumple una función en la sociedad. ¿Qué se propone lograr con el suyo?
«En primer lugar, hago el arte porque en mí viene naturalmente. Así que el primer propósito del arte para mí es cómo me ayuda a navegar y expresarme. Es cómo veo el mundo a mi alrededor, es cómo me comunico con él. Aun cuando no cumple el propósito de nadie más, haré arte, porque las visiones en mi cabeza tienen que salir. No tengo intención de controlar mi creatividad de manera que cumpla con un propósito; resulta que a través de mi proceso investigativo y creativo, me lo dicen personas que ven mi trabajo, que lo disfrutan y les enseña muchas cosas.  
«Estoy feliz de saber que algo que es muy personal, también es relevante en la vida de otras personas».

La ONU ha establecido un decenio para los afrodescendientes. ¿Qué cuota de responsabilidad les corresponde asumir a los artistas en esa justa celebración?

«Muy bien por las Naciones Unidas en reconocer las contribuciones que los afrodescendientes han hecho en el mundo. Diría que los artistas afrodescendientes nunca deben sentirse intimidados de exigir su herencia. Es una herencia orgullosa que ha contribuido enormemente al avance de la raza humana. El artista tiene ahora la responsabilidad de exigirlo, mostrarlo y decirlo. Así es como recupera su historia y la relata desde su propio punto de vista».

¿Qué importancia tiene para usted la Bienal de La Habana?
«Esta Bienal fue muy importante para mí porque me ayudó a conectar con mis primos en Cuba. Vine para conocerlos y también honrar a mis ancestros, que dejaron su huella aquí, en las playas de esta isla, y en cuya memoria sus descendientes continúan cantando y bailando los ritmos abakuá». 
¿Cómo fue el intercambio con el público cubano?
«Los cubanos son personas muy cálidas y vivas que aman y disfrutan la vida. Me recuerdan mucho a la gente en Nigeria, que siempre encuentra la manera de sacar lo mejor de la vida. Desearía tener más tiempo para pasarlo aquí». 

¿Qué le ha parecido Cuba? ¿Regresa?

«Me gustaría volver a Cuba y quedarme un poco más en Matanzas, siento un parentesco con los cubanos». 

Radicado actualmente en Estados Unidos, Ekpuk es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Ife en Nigeria, y sus obras han sido expuestas en diversos países como Sudáfrica, Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Francia o Nigeria. Muchas de sus piezas forman parte de diversas colecciones privadas o públicas, como las del Museo Nacional de Arte Africano Smithsonian, el Museo Newark o el Banco Mundial, entre otras.

Escrito por  Giusette León García/CubaSí




















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